Recuerdo aquella escena en las memorias de Semprún, Aquel domingo. Despúes de que su familia huyera de España él, con veinte años, entró en la resistencia y fue posteriormente detenido acusado de comunista. Enviado a Buchenwald, fue protegido por un viejo comunista alemán -lo que explica sin duda que lograra sobrevivir. En cierto momento, Semprún le pidió al viejo que le explicara el significado del término "dialéctica". Y la respuesta fue: "es el arte y manera de caer siempre sobre tus pies, amigo mío". Y eso mismo ocurre con la retórica rabínica: es el arte y técnica -sobre todo el arte- de aterrizar sobre tus pies en una sólida posición de autoridad y convicción.
El arte de caer de pie
Sobre la dialéctica del post-marxismo, que permite incorporar en el mismo discurso la teoría de la plusvalía, las reivindicaciones de los micronacionalismo europeos y el indigenismo americano, Judt encuentra un vínculo con la tradición judía:
Gramsci
Leyendo la Vida de Antonio Gramsci, de G. Fiori (editada en italiano en 1966) se encuentran algunas razones o sinrazones de la evolución del marxismo. Siempre ha resultado sorprendente que la teoría de un filósofo que predice la eclosión de una sociedad justa y sin clases en los países capitalistas avanzados, caracterizados por una extensa clase obrera industrial, sea suscrita por políticos que intentan la revolución en países precapitalistas, agitando a las masas campesinas. Marx no tenía el menor interés en lo que luego se llamó el "Tercer Mundo", y no esperaba nada de los campesinos, clase tradicionalmente conservadora y retrógrada. ¿Por qué se llaman marxistas quienes no respetan los grandes argumentos de Marx?
En un artículo de 1917 (p.134), Gramsci escribe:
En un artículo de 1917 (p.134), Gramsci escribe:
Si los bolcheviques reniegan de algunas afirmaciones de El Capital, no reniegan de su pensamiento inmamente, vivificador. No son 'marxistas', eso es todo; no han compilado a base de las obras del maestro una doctrina exterior, hecha de afirmaciones dogmáticas e indiscutibles. Viven el pensamiento marxista, el que no muere, el que es la continuación del pensamiento idealista italiano y alemán y que en Marx se había contaminado de incrustaciones positivistas y naturalistas.Obviamente, es más fácil surfear la amplia ola del idealismo italiano y alemán que enredarse en las argumentaciones de la textualidad marxista. Uno nunca se contradice realmente si la lógica que emplea es hegeliana.
Judt sobre el marxismo
El marxismo mantiene una atracción peculiar, no sólo sobre esa primera generación de críticos educados e intelectuales [en los días de la Segunda Internacional], sino también en los años sesenta. Tendemos a olvidar que el marxismo es una seductora presentación de cómo funciona la historia. Es una promesa reconfortante para cualquiera saber que la historia está de su parte, que el progreso se mueve en su misma dirección. Esto distingue al marxismo en todas sus formas de otros productos radicales de esa época. Los anarquistas no tienen una verdadera teoría de cómo funciona el sistema; los reformistas no tienen un relato sobre la transformación radical [la revolución]; los liberales no pueden dar respuesta a la rabia que se podía sentir ante el estado de cosas.
Tony Judt: Pensando el siglo XX
Una entrevista-conversación entre Timothy Snyder y el historiador británico Tony Judt, quien presenta su visión del siglo XX de manera autobiográfica.
Comentando la historia de Austria a principios de siglo, apunta un buen dato sobre el origen de ciertos prejuicios de la economía:
Un aspecto más de la inmensa influencia cultural de Austria sobre la cultura occidental en el siglo pasado.
Comentando la historia de Austria a principios de siglo, apunta un buen dato sobre el origen de ciertos prejuicios de la economía:
Irónicamente, la experiencia austríaca -que fue siempre y sobre todo un encuentro político entre la izquierda urbana marxista y la derecha cristiana de provincias, suspicaz respecto a Viena- ha sido elevada al estatus de teoría económica. Es como si lo que tuvo lugar en Austria fuera un debate entre planificación y libertad, lo que nunca fue el caso, y como si fuera evidente que el curso de los acontecimientos que llevaron desde una ciudad planificada a la represión autoritaria y, finalmente, al fascismo, pudiera resumirse como una relación causal necesaria entre planificación económica y dictadura política. Separado de su contexto histórico austríaco y de su referencia histórica, este conjunto de presupuestos -importado a los EEUU en los maletines de un puñado de desengañados intelectuales vieneses- ha venido a conformar no sólo la escuela económica de Chicago, sino también toda conversación pública relevante sobre decisiones políticas en ese país. (Judt: Thinking the Twentieth Century, p. 30)
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