Al leer esta novela (o como quiera llamarse) ganadora del premio Goncourt, fue para mí una sorpresa, y también una decepción, comprobar que la decadencia del mundo literario no es un fenómeno exclusivamente español. La impresión fue lo bastante grande como para moverme a detallar las razones de mi escándalo. Voy a presentar algunos extractos significativos y a comentarlos. Se verá que no reflejan un sesgo de mi parte, sino que todo el librito, a pesar de su brevedad, es una avalancha discontinua (por incoherente) de solemnidades ridículas, parodias de filosofía, metáforas de mal gusto y largos extractos de información irrelevante encajados al azar.
"Eran veinticuatro junto a los árboles muertos de la orilla, veinticuatro gabanes de color negro, marrón o cognac, veinticuatro pares de hombros rellenos de lana, veinticuatro trajes de tres piezas y el mismo número de pantalones de pinzas con un amplio dobladillo. […] Por el momento, todos se despojan de los veinticuatro sombreros de fieltro, dejando al descubierto veinticuatro cráneos calvos o coronas de cabellos blancos. […] Las veinticuatro siluetas salvaron concienzudamente un primer tramo de escalones." (pp.13-15)
"[…] todos ellos, adictos a habanos de enormes diámetros […]" (p. 17)"Los invitados seguían plácidamente sentados, apuntando hacia la puerta sus ojillos de cangrejo. Susurraban entre dos estornudos." (p. 23)"Gustav Krupp gargajea religiosamente [¿?] en el moquero, está acatarrado." (p. 23)"[…] Von Finck, Quandt y otros, cruzaron doctamente [¿?] las piernas." (p. 25)"Y los veinticuatro sujetos presentes en el palacio del presidente del Reichstag, ese 20 de febrero, no son sino sus mandatarios, el clero de la gran industria; sonlos sacerdotes de Ptah. Y se mantienen allí impasibles, como veinticuatro calculadoras [¿?] en las puertas del Infierno." (p. 28)
Lo de las veinticuatro calculadoras a las puertas del infierno nos sirve para comentar el rasgo más detestable e inocultable de la obra, lo que podríamos llamar la desafortunada imaginación literaria de Vuillard (los signos de interrogación entre corchetes son míos y denotan el punto de mayor desconcierto).
"Otro cuya familia galopa hasta nosotros desde el principio de los tiempos, desde el pequeño terrateniente […] hasta el instante en que Adam –salido de las entrañas indescifrables [¿?] de su madre, y tras asimilar todos los trucos de la cerrajería– concibió una maravillosa máquina de coser […]" (p. 17)"Y es que la compañía Opel es bastante más vieja que gran número de estados, más vieja que el Líbano, que la misma Alemania, más vieja que la mayoría de los estados de África, más vieja que Bután, donde sin embargo los dioses fueron a perderse entre las nubes." (p. 19)"[Comentando el carnaval en Viena] Suena uno de los ciento cincuenta valses de Strauss, un vals que destila elegancia y encanto, bajo una avalancha de dulces [¿?]. El carnaval de Viena es, ciertamente, menos conocido que el de Venecia o el de Río. La gente no luce tan bellísimas máscaras ni se abandona a tan enfebrecidos bailes. No. No es más que un vals seguido de otro." (p.37)"El cuerpo es un instrumento de goce. El de Adolf Hitler se agita enajenado. Es rígido como un autómata y virulento como un escupitajo [¿?]." (p. 49)"Albert Lebrun […] rubrica un decreto […] mientras llueve y pequeñas gotas golpean los cristales cual pieza pianística ejecutada por una mano principiante." (p. 71)"Albert Lebrun cavila sin cesar bajo el inmenso egoísmo [¿?] de su lámpara." (p. 72)"Un motor es una cosa sublime, un auténtico milagro si nos paramos a pensarlo. Un poco de carburante, una chispa, ¡y hale!, sube la presión, esta empuja al pistón que impulsa la rotación del cigüeñal, ¡y adelante! Pero, claro, la cosa es sencilla sobre el papel, porque en cuanto se produce una avería, ¡menuda pejiguera!" (p. 102)
En este último ejemplo ya se advierte que el traductor (muy reputado y también premiado según parece) no ayuda mucho. Veamos sus contribuciones:
"[Wolf-Dietrich] Por un instante elude los pasteleos del mundo […]" (p. 16)"[…] ¡un lío de narices! […]" (p. 71)"Y, no obstante, es un tipo curioso este Miklas, porque en el peor momento, hacia las dos de la tarde, el 11 de marzo, cuando empieza a cundir el canguelo entre la población, mientras Schnuschnigg ya no para de decir sí, sí, sí, Miklas, mira por dónde, dice no." (p. 75)"En realidad, el ejército alemán las había pasado moradas para pasar la frontera […]" (p. 93)"Los carros de combate, los camiones, la artillería pesada, toda la pesca." (p. 93)"Ay, más les hubiera valido a los alemanes darse un garbeo por Austria para volverse después a Berlín […]" (p. 94)"[…] Los blindados se afanaban en vano en el emplasto [en el sentido de “avería”, acepción que ni siquiera recoge la RAE]." (p. 102)
"Con una suerte de recogimiento, algunas sombras se detienen ante un espejo y se retocan el nudo de la corbata; se sienten a sus anchas en el saloncito. En algún lugar, en uno de sus cuatro libros sobre arquitectura, Palladio definió bastante vagamente el salón como una pieza de recepción, un escenario donde se desarrollan los vodeviles de nuestra existencia; y en la famosa villa Godi Malinverni, tras cruzar la sala del Olimpo, donde los dioses desnudos retozan entre aparentes ruinas, y la sala de Venus, donde un niño y un paje escapan por una falsa puerta pintada, se accede al salón central, donde encontramos en un marco de madera, encima de la entrada, el final de una oración 'mas líbranos del mal'." (p.22)
"Un informe médico revela, en una jerga contradictoria [a estas alturas uno se sorprende mucho de que a Vuillard le preocupe la lógica] y afectada, que Woodsera un poco deficiente mental, pero, ¿quién iba a ser capaz, si no, de realizar semejante tarea? Otros testimonios hablan de un pobre tipo alcohólico y charlatán. Se cuenta, por ejemplo [anécdota dentro de la anécdota], que al final de su carrera de verdugo, tras quince años de leales servicios, se jactaba, tras ingerir su decena de whiskies, de haber ejecutado en la horca a trescientos cuarenta y siete reos, una cifra cuestionada [puntualización ridícula y fuera de lugar, aunque ya no haya lugar ni sentido]. El caso es que, ese día de octubre, ha ahorcado ya a mucha gente desde sus modestos inicios; y una fotografía nos lo muestra otro día de 1946 en el que, secundado por Johann Reichhart, a su vez un facineroso, procedió a la ejecución de una treintena de condenados; la fila izquierda para Woods, la derecha para Reichhart, que había ejecutado ya a miles de personas durante el Tercer Reich y a quien los norteamericanos habían reclutado para la causa por necesidad." (p. 65)
"Tal vez [los “tal vez” de Vuillard le sirven para anunciar que viene otra nota suelta] en ese momento los comensales compartieran un último muslo de pularda, a no ser que estuvieran ya dando cuenta de las corniottes de queso blanco acompañadas de limonada, o saboreando una tarta au shion: doscientos gramos de harina, cien gramos de mantequilla, uno o dos huevos, una pizca de sal, un poco de azúcar, un cuarto de litro de leche, sémola, y agua para diluirlo todo. Les dispensaré los detalles sobre la guarnición y la cocción [hasta él se ha dado cuenta]." (p. 84)
"Ese es en cierto modo el efecto que nos producen los libros. El tiempo de las palabras, compacto o líquido, impenetrable o espeso o denso, dilatado, granuloso, petrifica los movimientos, hechiza y aturde." (p. 15)"Las empresas no mueren como los hombres. Son cuerpos místicos que no perecen jamás […] Una empresa es una persona cuya sangre afluye en masa a su cabeza [¿?]. A eso llamamos una persona moral [¿?]. La vida de las empresas perdura mucho más que las nuestras." (p. 18)"Si alzamos los andrajos repulsivos de la Historia, nos encontramos con lo siguiente: la jerarquía contra la igualdad y el orden contra la libertad." (p. 121)"El pensamiento verdadero es siempre secreto, desde el origen del mundo. Pensamos por apócope, en estado de apnea [¿?]. Debajo, la vida fluye como la savia, lenta, subterránea." (p. 130)"A veces basta una palabra para congelar una frase, para sumergirnos en no se sabe qué ensueño; el tiempo, por su parte, no parece involucrado. El tiempo prosigue su peregrinación, imperturbable en medio del caos." (p.135)
"La Historia está allí, diosa sensata [¿?], estatua erguida en medio de cualquier plaza mayor, y se le rinde tributo una vez al año, con ramos secos de peonías, y a modo de propina, todos los días, con pan para las aves." (p.141)
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