Comentando la historia de Austria a principios de siglo, apunta un buen dato sobre el origen de ciertos prejuicios de la economía:
Irónicamente, la experiencia austríaca -que fue siempre y sobre todo un encuentro político entre la izquierda urbana marxista y la derecha cristiana de provincias, suspicaz respecto a Viena- ha sido elevada al estatus de teoría económica. Es como si lo que tuvo lugar en Austria fuera un debate entre planificación y libertad, lo que nunca fue el caso, y como si fuera evidente que el curso de los acontecimientos que llevaron desde una ciudad planificada a la represión autoritaria y, finalmente, al fascismo, pudiera resumirse como una relación causal necesaria entre planificación económica y dictadura política. Separado de su contexto histórico austríaco y de su referencia histórica, este conjunto de presupuestos -importado a los EEUU en los maletines de un puñado de desengañados intelectuales vieneses- ha venido a conformar no sólo la escuela económica de Chicago, sino también toda conversación pública relevante sobre decisiones políticas en ese país. (Judt: Thinking the Twentieth Century, p. 30)
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